sábado, 13 de julio de 2013

Es que... "Feliz fin de semana"

Hola a tod@s, una vez más haciendo gala de la imperfección os escribo un sábado en vez del viernes como os tengo acostumbrados, solo quiero que sepáis que cuando algún viernes veo que las tareas urgentes me van ocupando todo el tiempo y no me permiten dedicar un rato para poder escribir algo decente para vosotros, me sienta fatal por el compromiso adquirido con vosotros y conmigo mismo, también es cierto que el mail de cada viernes lo voy subiendo a mi blog por lo que no me gusta poner solo un feliz fin de semana a secas, si no dejar como casi siempre alguna fábula o alguna reflexión que nos invite a pensar   y  siempre motivar  dejando algún mensaje positivo.

Por este motivo, en alguna ocasión como ésta os escribo hoy sábado para desearos feliz fin de semana aunque la mayoría se que  lo leeréis el lunes, el día que leas esto es lo de menos, lo importante es que sientas que alguien te de desea algo bueno para tí,  ya sea el fin de semana, el día, la semana o las vacaciones ya que estamos en temporada. 

Así que... sea cuando sea que estés leyendo esto,  te deseo feliz... lo que corresponda, eso es lo importante, dibuja una sonrisa en tu cara, respira hondo y olvídate si alguien te está viendo sonreír, seguro que te verán mejor y mas guapa o guapo.

Seguro que tienes un montón de ideas y proyectos en tu "cabecita", unos personales y otros profesionales, seguramente algunos serán muy fáciles de acometer y otros requieran de mayor esfuerzo, yo siempre me ayudo de  un gráfico o imagen de una escalera para visualizar donde estoy y que quiero conseguir o a donde quiero llegar y como todo en la vida siempre hay que empezar con dar un primer paso, subir un primer escalón.


Cuenta una leyenda, que en un lejano lugar vivían Los Brujos Malvados del "Es-que", unos diminutos seres que se escondían en las casas, en sótanos, escaleras o buhardillas y cada vez que un nuevo niño nacía,  le asignaban  a un malvado brujo del "Es-que" para la toda la vida.

Cuando los niños que allí vivían cumplían su primer año eran visitados por su brujo malvado del "Es-que", quien les regalaba un inmenso saco lleno de "es-que's" de todas las formas y colores, listos para utilizar a lo largo de toda su vida. Cada saco que los niños recibían contenía "es-que's"  grandes y pequeños, "es-que's" enrevesados y "es-que's" sencillos, oscuros y brillantes, "es-que'"s musicales, graves y agudos,...

A partir de ese día, los niños aprendían a colocar cada mañana varios "es-que's" en su mochila o en sus bolsillos, y no dudaban en sacarlos y mostrarlos cada vez que necesitaban justificar su comportamiento. Los "es-que's" eran inagotables, incluso parecían multiplicarse a medida que los años pasaban y, ya adultos, aquellos que en su día fueron niños, seguían llenándose los bolsillos con varios "es-que's" cada día.

Todos estaban contentos de poseerlos, ya que resultaban muy valiosos a la hora de encontrar excusas externas que les libraran de temas complejos, comprometidos o que requerían algún tipo de esfuerzo.  De este modo, los niños iban creciendo en su cómodo afán de buscar razones ajenas para sus propias acciones.

Pero quiso el destino que un día ocurriera algo inesperado, en un casa recién construida se instaló una pareja que estaba esperando un bebé,  el día que el niño nació,  el malvado "Gran Es-que", el encargado de asignar  los brujos del "Es-que"  a los niños... "Es-que" cayó enfermo, por que  "Es-que " tenía fiebre  y "Es-que" se quedó en la cama y además "Es-que", por un  descuido de los otros malvados brujos, "Es-que"  no asignaron brujo del Es-que" a ese recién nacido,  por lo que al cumplir su primer año de vida, "Es-que" no recibió el saco de lleno de "es-que's"  que  habitualmente regalaban los brujos, cuando se dieron cuenta de su error "Es-que" ya no pudieron hacer nada.

"Voy-a", que así se llamaba  el niño, había vivido sin "es-que's" de ningún tipo durante su primer año de su vida y como no recibió su preciado regalo de cumpleaños, tuvo que desenvolverse en la vida sin su saco de "es que"s. 

"Voy-a" era un niño peculiar, un tanto extraño diría yo. ¡Tenía la mala costumbre de hacer preguntas! Y no preguntas corrientes, no, hacía preguntas consumidoras de "es-que's". Un día, por ejemplo, se encontró con un compañero de clase que lloraba sentado en un escalón:

¿Qué te ocurre? le preguntó "Voy-a".
 "Es-que" me han puesto un cero en la redacción . Contestó el niño entre sollozos.
¿Cómo ha sido eso?
 "Es-que" no la entregué.
¿Qué pasó para que no la entregaras?
"Es-que" mi perro se puso a jugar y sin darse cuenta, la destrozó.
¿Quieres decir que tu perro destrozó tu redacción, no la entregaste, te han puesto un cero y ahora lloras?
Además de preguntar, a "Voy-a" le gustaba resumir, aunque cuando resumía de esta manera, los niños se sentían incómodos..
 Sí, "es-que"....- el niño rebuscó en sus bolsillos, ansioso por encontrar el "es-que" adecuado.  Pero antes de que pudiera encontrarlo, "Voy-a" lanzó su última pregunta, aquella con la que solía acabar las conversaciones...
Y, ¿qué vas a hacer?
El niño sintió una punzada en el pecho, como si se ahogara. Abrió su mochila y revolvió ansioso su interior en busca de un "es-que" que poder utilizar. Al fondo, debajo del estuche, encontró un "es-que" pequeñito..
"Es-que" no me entiendes... - respondió rápidamente y salió corriendo, no fuera a ser que "Voy-a" le siguiera preguntando.

Este tipo de episodio se repetía con cierta frecuencia. Los niños procuraban meter cada día más "es-que's" en su mochila pero, al final del día, tras una breve conversación con "Voy-a", tan sólo quedaba el recuerdo del eco en su interior. Los "es-que's" se agotaban tan rápidamente que los niños y mayores del lugar comenzaron a usarlos cada vez con menos frecuencia, temiendo que se les acabaran.

Los brujos malvados  del "Es-que", verdes de rabia y amarillos de envidia, al ver que su poder iba disminuyendo día a día bajo las demoledoras preguntas de "Voy-a" decidieron presentarse ante él con un gran saco de "es-que's", los más lujosos y brillantes que tenían, dispuestos a regalárselos.



¿Qué queréis? - preguntó "Voy-a" al ver a los brujos llegar  cargados con un enorme saco.
"Es-que" no pudimos hacerte tu regalo el día de tu primer cumpleaños.
Gracias, no importa. - Contestó "Voy-a" con amabilidad.
"Es-que" teníamos que habértelo dado antes, pero "es-que" estaba enfermo y "es-que" hacía frío y no me abrigué lo suficiente  y sé que debería haberme abrigado pero "es-que" estaba entretenido y no me di cuenta y por eso, "es-que" no te pude asignar a tu brujo "Es-que" y después, "es-que" no me acorde de anotarlo como siempre suelo hacerlo,  pero "es que" no encontraba el boli y lo dejé para más tarde. 

El  brujo "Gran Es-que" continuó dando explicaciones inconexas, usando "es-que" tras "es-que" hasta que, sin darse apenas cuenta, el saco que traía como presente para "Voy-a", fue disminuyendo de tamaño. 

"Voy-a" estaba atento, escuchando cada una de sus palabras, mirándolo con sus profundos ojos negros. La voz del malvado gran brujo se iba haciendo cada vez más y más débil y con menor volumen y su cuerpo parecía ir menguando a medida que los "es-que's" de su saco iban saliendo para desvanecerse en el aire. Finalmente, con voz serena pero firme y una dulce sonrisa en su cara, "Voy-a" le dijo:

No necesito tus "es-que's", brujo. He aprendido a asumir mis propias responsabilidades. Sé que hay cosas que no dependen de mí y las asumo, pero siempre encuentro algo que yo puedo hacer que sí depende enteramente de mí.  Me siento feliz de controlar mi propia vida, de tomar mis propias decisiones y de asumir las consecuencias de mis acciones. Y tú, ¿qué vas a hacer?

Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió entonces. Algunos hablan de una fuerte tormenta que levantó al gran brujo por los aires y se lo llevó a otro lugar aún mucho más lejano. Otros dicen que se derritió quedando en el suelo, a los pies del niño, tan sólo un gran charco de lodo y barro.  Lo cierto es que nunca más se supo de los malvados brujos del "Es-que" y que, a partir de entonces, los niños que allí nacían no volvieron a recibir su preciado regalo en el día de su primer cumpleaños.

"Voy-a" fue, poco a poco y a través de sus preguntas acabando con todos los "es-que's" que aún quedaban y dedicó su vida a hacer que los habitantes de aquel lejano lugar aprendieran a tomar conciencia de su propia realidad, buscaran nuevas opciones y asumieran la responsabilidad de sus propios comportamientos.

Fin de la historia...

Gran coach "Voy-a" ¿verdad? y tú ¿que vas a hacer?

Yo voy a desearte como siempre feliz fin de semana, feliz día, feliz semana, felices vacaciones pero sobre todo salud  y éxitos.

Un abrazo.


José María Gomaríz  

Muchas gracias.

Un saludo.